miércoles, 23 de marzo de 2011

BUENOS DÍAS!

"Ensayo sobre la ceguera" de José Saramago es un libro que pude leer hace bastantes años ya. Relata como un país se ve afectado por una extraña epidemia que va dejando a todos ciegos. En plena crisis, los personajes no sabían ni qué pasaba ni por qué, tampoco cómo afrontar esta nueva situación, mientras florecía lo más primitivo y destructivo del ser humano "sálvese quien pueda". El país y los personajes iban dando tumbos y no sabían muy bien qué hacer ni a dónde dirigirse. El gobierno decide entonces encerrarlos en una especie de ratonera sin salida.

¿Qué puedo decir? A veces la realidad supera la ficción. Así es. Nos hemos quedado ciegos. No pasó de repente, fue paulatino.

Por un lado la crisis loca en la que estamos sumidos por estar ciegos y preferir vivir en el ideal más que en el real durante mucho tiempo, entre otras razones. Las consecuencias son las que estamos viviendo pero también las que nos quedan por vivir, ya que el final no está ni en el cambio de gobierno ni en la disminución de la tasa de paro. La cadena avanza, y el resultado será un atraso considerable en prácticamente todos los aspectos implicados en el desarrollo de un país.

Ciegos en cuanto a actuaciones. Entre el reloj biológico y el reloj social, no nos queda tiempo para nada, a veces ni para pensar. Sabemos que " ir, vamos", pero llega un momento que no nos planteamos ni por qué, ni dónde, ni siquiera pensamos en la posibilidad de dejar de ir.
Muchas veces, las cosas parece que vienen impuestas o dadas, siendo así, tampoco nos tenemos que cuestionar mucho, ya lo habrán hecho otros antes.
Estamos en la época de prohibido, prohibido, prohibido, hasta el punto en que nos prohibimos actuar.
Hace unas semanas veía en el blog de mi compañero Jano (http://blogdejano.blogspot.com) un video de Jóan Melé (recomendable) donde comparaba la dictadura con la democracia y la gran diferencia es que con la democracia, antes de obedecer, "nos dejan" votar una vez cada cuatro años. Sabemos que no es del todo así, pero permitidme que lo comparta.


Ciegos emocionales. Tragamos con todo, no pasa nada, no sentimos nada. Recuerdo la frase televisiva de hace años: "Estas imágenes puede herir la sensibilidad de los espectadores" ¿Y ahora? ¿Ya no hieren? ¡La especie ha evolucionado! ¡Bien! Ahora podemos comer mientras vemos un cadáver o un asesinato en la televisión, ¡es fantástico!
Es genial, porque esto nos ahorra sufrimiento, quizás también recuperarnos antes de los golpes e incluso humorizar con desgracias ajenas. Por mi parte, Leo Harlem,  creo que todavía no me reiré de ningún chiste que humorice con la lapidación de las mujeres.

Viendo las cosas desde esta perspectiva parece que no hay esperanza para el humano, pero la hay, POR SUPUESTO QUE LA HAY. Cuando realmente percibimos algo valioso o importante para nosotros, una cosa, un sentimiento, un objetivo, un valor, una persona, una idea, un hobby, una necesidad.... somos capaces de brillar, de volcar todo lo que tenemos y donarlo a ese fin, explotar nuestros recursos, excavar y encontrar otros que pensábamos que no teníamos y entregarlos a la causa, salpicando incluso a los que nos rodean.

¿Cuándo somos capaces de esto? Cuando no estamos cómodos, a cualquier nivel, esa es la cuestión.

Quizás, si podemos encontrar un lado positivo a la situación que estamos viviendo, pueda ser este, ahora bien, depende de nosotros: ¿dormimos más profundamente o despertamos?

BUENOS DÍAS!!!! DESPERTEMOS!!

¿Más valium?, no gracias.